jueves, 27 de mayo de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexcentésima quincuagésima séptima noche

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Pero cuando llegó la 657ª noche

Ella dijo:

…Y le introdujo a la sala en donde se hallaba su ama Zein Al-Mawassif.

Cuando el hermoso Anís advirtió a Zein Al-Mawassif en todo el esplendor de su belleza, se detuvo deslumbrado, y se preguntó: ‘¿Pero es ella, o una de las recién casadas que sólo se ven en el paraíso?’ Y Zein Al-Mawassif, satisfecha del efecto producido en Anís, fue a él sonriendo, le cogió de la mano y le condujo hasta el diván amplio y bajo que se sentaba ella, y le hizo sentarse al lado suyo. Luego ordenó por señas a sus mujeres que llevaran una mesa grande y baja, hecha de un solo trozo de plata, y en la cual había grabados estos versos gastronómicos:

¡Hunde las cucharas en las salseras grandes, y regocija tus ojos y regocija tu corazón con todas estas especies admirables y variadas!

¡Guisados y cochifritos, asados y cocidos, confituras y helados, fritadas y compotas al aire libre o al horno!

¡Oh codornices! ¡Oh pollos! ¡Oh capones! ¡Oh enternecedores! ¡Os adoro!

¡Y vosotros, corderos cebados durante tanto tiempo con alfónsigos, y ahora rellenos de uvas en esta bandeja! ¡Oh excelencias!

¡Aunque no tenéis alas como las codornices y los pollos y los capones, me gustáis mucho!

¡En cuanto a ti, ¡oh kabab a la parrilla! ¡Que Alah te bendiga! ¡Jamás me verá tu color dorado decirle que no!

¡Y a ti, ensalada de verdolaga, que en esta escudilla bebes el alma misma de los olivos, te pertenece mi espíritu! ¡Oh amiga mía!

¡A la vista de esta pareja de pescados asentados en el fondo del plato sobre menta fresca, te estremeces de placer en mi pecho! ¡Oh corazón mío!

¡Y tú, bienhadada boca mía, cállate y sueña con comer estas delicias de las que por siempre hablarán los anales!

Entonces las doncellas les sirvieron los manjares perfumados. Y ambos comieron juntos hasta la saciedad y se endulzaron. Y les llevaron los frascos de vino, y bebieron ambos en la misma copa. Y Zein Al-Mawassif se inclinó hacia Anís, y le dijo: ‘¡He aquí que hemos comido juntos el pan y la sal, y ya eres mi huésped! No creas, pues, que voy a quedarme ahora con la menor cosa de lo que te ha pertenecido. ¡Así es que, quieras o no, te devuelvo cuanto te he ganado!’ Y Anís no tuvo más remedio que aceptar como regalo los bienes que le habían pertenecido. Y se arrojó a los pies de la joven, y le expresó su gratitud. Pero ella le levantó, y le dijo: ‘Si verdaderamente, Anís, quieres agradecerme este don, no tienes más que seguirme a mi lecho. ¡Y allí me probarás positivamente si eres un buen jugador de ajedrez...!

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexcentésima quincuagésima octava noche

Noticias de referencia:
Las mil y una noches, denunciado por indecente
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html

¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer?
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html

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Valram

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