viernes, 27 de febrero de 2009

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La ducentésima segunda noche

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"Pero cuando llegó la 202ª noche

Ella dijo:

...'Habito en la ciudad en el gran khan'.

Escrita ya la carta, Kamaralzamán la dobló, metiendo en ella diestramente la sortija; la cerró, y luego entregósela al eunuco, que fue inmediatamente a dársela a Sett-Budur, diciéndole: '¡Ahí detrás de la cortina, ¡oh mi señora! hay un joven astrólogo tan temerario, que pretende curar a la gente sin verla! ¡He aquí, por cierto, lo que para ti me entregó!'

Pero apenas abrió la carta la princesa Budur, cuando conoció la sortija, y dio un grito agudo; y después, enloquecida, atropelló al eunuco y corrió a levantar la cortina, y a la primera ojeada reconoció también en el joven astrólogo al hermoso adolescente a quien se había entregado toda durante su sueño. Y tal fue su alegría, que entonces sí que le faltó poco para volverse loca de veras. Echóse al cuello de su amante, y ambos se besaron como dos palomas separados durante mucho tiempo.

Al ver aquello, el eunuco fue a escape a avisar al rey lo que acababa de ocurrir, diciéndole: 'Ese astrólogo joven es el más sabio de todos los astrólogos. ¡Acaba de curar a tu hija sin verla siquiera, quedándose detrás del cortinaje!' Y el rey exclamó: '¿Es verdad eso que cuentas?' El eunuco dijo: '¡Oh señor mío, puedes ir a comprobarlo con tus propios ojos!'

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana y se calló discretamente."

Continuará: La ducentésima tercera noche...

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Saludos
Valram

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