sábado, 14 de agosto de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La septingentésima quincuagésima séptima noche

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Pero cuando llegó la 757ª noche

Ella dijo:

‘...Y todos contestaron inclinándose profundamente hasta el suelo por tres veces para indicar bien su aprobación a las palabras de su rey.

Entonces no vaciló más el rey. Y sin preocuparse ya de saber si Aladino reunía todas las cualidades requeridas para ser esposo de una hija de rey, se encaró con la madre de Aladino, y le dijo: ‘¡Oh venerable madre de Aladino! ¡te ruego que vayas a decir a tu hijo que desde este instante ha entrado en mi raza y en mi descendencia, y que ya no aguardo más que a verle para besarle como un padre besaría a su hijo, y para unirle a mi hija Badrú'l-Budur por el Libro y la Sunnah!’

Y después de las zalemas, por una y otra parte, la madre de Aladino se apresuró a retirarse para volar en seguida a su casa, desafiando a la rapidez del viento, y poner a su hijo Aladino al corriente de lo que acababa de pasar. Y le apremió para que se diera prisa a presentarse al rey, que tenía la más viva impaciencia por verle. Y Aladino, que con aquella noticia veía satisfechos sus anhelos después de tan larga espera, no quiso dejar ver cuán embriagado de alegría estaba. Y contestó, con aire muy tranquilo y acento mesurado: ‘Toda esta dicha me viene de Alah y de tu bendición, ¡oh madre! y de tu celo infatigable’. Y le besó las manos y la dio muchas gracias y le pidió permiso para retirarse a su cuarto, a fin de prepararse para ir a ver al sultán.

No bien estuvo solo, Aladino cogió la lámpara mágica, que hasta entonces había sido de tanta utilidad para él, y la frotó como de ordinario. Y al instante apareció el efrit, quien, después de inclinarse ante él, le preguntó con la fórmula habitual qué servicio podía prestarle. Y Aladino contestó: ‘¡Oh efrit de la lámpara! ¡Deseo tomar un baño! ¡Y para después del baño quiero que me traigas un traje que no tenga igual en magnificencia entre los sultanes más grandes de la tierra, y tan bueno, que los inteligentes puedan estimarlo en más de mil millares de dinares de oro, por lo menos! ¡Y basta por el momento!‘

Entonces, tras de inclinarse en prueba de obediencia, el efrit de la lámpara dobló completamente el espinazo, y dijo a Aladino: ‘Móntate en mis hombros, ¡oh dueño de la lámpara!’ Y Aladino se montó en los hombros del efrit, dejando colgar sus piernas sobre el pecho del genni; y el efrit le elevó por los aires, haciéndole invisible, como él lo era, y le transportó a un hammam tan hermoso, que no podría encontrársele igual en casa de los reyes y kaissares. Y el hammam era todo de jade y alabastro transparente, con piscinas de cornalina rosa y coral blanco y con ornamentos de piedra de esmeralda de una delicadeza encantadora.

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La septingentésima quincuagésima octava noche

Noticias de referencia:
Las mil y una noches, denunciado por indecente
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html

¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer?
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html

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Valram

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