viernes, 31 de julio de 2009

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La tricentésima quincuagésima séptima noche

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“Y cuando llegó la 357ª noche

Ella dijo:

…donde vengo a pasar algunos meses cada año, dejando mi residencia veraniega del monte Cáucaso’.

Al oír estas palabras, el joven Hassib, tras de besar la tierra entre las manos de la reina Yamlika, se sentó a su diestra en un sillón de esmeralda, y dijo: ‘Me llamo Hassib, y soy hijo del difunto Danial, el sabio. Mi oficio es el de leñador, aunque hubiese podido llegar a ser mercader entre los hijos de los hombres, o hasta un gran sabio. ¡Pero preferí respirar el aire de las selvas y montañas, pensando que habría siempre tiempo para encerrarse, después de la muerte, entre las cuatro paredes de la tumba!’

Luego contó con detalles lo que le había ocurrido con los leñadores, y cómo, por efecto del azar, pudo penetrar en aquel reino subterráneo.

El discurso del joven Hassib complació mucho a la reina Yamlika, que le dijo: ‘¡Dado el tiempo que estuviste abandonado en la fosa, debes tener bastante hambre y bastante sed, Hassib!’ E hizo cierta seña a una de sus damas, la cual se deslizó hasta el joven llevando en su cabeza una bandeja de oro llena de uvas, granadas, manzanas, alfónsigos, avellanas, nueces, higos frescos y plátanos. Luego, cuando hubo él comido y aplacado su hambre, bebió un sorbete delicioso contenido en una copa tallada en un rubí. Entonces se alejó con la bandeja la que le había servido, y dirigiéndose a Hassib le dijo la reina Yamlika: ‘¡Ahora, Hassib, puedes estar seguro de que mientras dure tu estancia en mi reino no te sucederá nada desagradable! Si tienes, pues, intención de quedarte con nosotras a orillas de este lago y a la sombra de estas montañas una semana o dos, para hacerte pasar mejor el tiempo te contaré una historia que servirá para instruirte cuando estés de regreso en el país de los hombres!’

Y entre la atención de las doce mil mujeres serpentinas sentadas en los sillones de esmeralda y de oro, la reina Yamlika, princesa subterránea, contó en lengua griega lo siguiente al joven Hassib, hijo de Danial, el sabio:

Historia de Belukia

‘Has de saber ¡oh Hassib! que en el reino de Bani-Israil había un rey muy prudente que en su lecho de muerte llamó a su hijo, heredero de su trono, y le dijo: ‘¡Oh hijo Belukia, te recomiendo que cuando tomes posesión del poder hagas por ti mismo inventario de cuantas cosas hay en este palacio, sin que dejes de examinar nada con la mayor atención!’

Entonces, el primer cuidado del joven Belukia al convertirse en rey fue pasar revista a los efectos y tesoros de su padre, y recorrer las diferentes salas que servían de almacén a todas las cosas preciosas acumuladas en el palacio. De este modo llegó a una sala retirada, en la que halló una arquilla de madera de ébano colocada encima de una columnata de mármol blanco que se elevaba en medio de la habitación. Belukia apresuróse a abrir la arquilla de ébano, y encontró dentro de ella un cofrecillo de oro. Abrió el cofrecillo de oro, y vio un rollo de pergamino, que desplegó al punto.

Y decía en lengua griega: Quien desee llegar a ser dueño y soberano de los hombres, de los genios, de las aves y de los animales, no tendrá más que encontrar el anillo que el profeta Soleimán lleva al dedo en la Isla de los Siete Mares que le sirve de sepultura. Ese anillo mágico es el que Adán, padre del hombre, llevaba al dedo en el paraíso antes de su pecado, y que se lo quitó el ángel Gobrail, donándoselo al prudente Soleimán más tarde. Pero ningún navío podría intentar surcar los piélagos y llegar a esa isla situada allende los Siete Mares. Sólo llevará a cabo esta empresa quien encuentre el vegetal con cuyo jugo basta frotar la planta de los pies para poder caminar por la superficie del mar. Ese vegetal se encuentra en el reino subterráneo de la reina Yamlika. Y únicamente esta princesa sabe el lugar donde crece tal planta; porque conoce el lenguaje de las plantas y las flores todas, y no ignora ninguna de sus virtudes. Quien quiera dar con este anillo, vaya primero al reino subterráneo de la reina Yamlika.

iY si es tan dichoso que triunfa y se apodera del anillo, no solamente podrá entonces dominar a todos los seres creados, sino que también penetrará en la Comarca de las Tinieblas para beber en la Fuente de Vida, que da belleza, juventud, ciencia, prudencia e inmortalidad!

Cuando hubo leído este pergamino el príncipe Belukia, convocó seguida a los sacerdotes, magos y sabios de Bani-lsrail...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La tricentésima quincuagésima octava noche…

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SaludosValram

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