lunes, 21 de febrero de 2011

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La noningentésima cuadragésima quinta noche

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Y cuando llegó la 945ª noche

Ella dijo:

...Y el rey se maravilló del frasco hasta el límite de la maravilla y dijo a Yasmina, la dama de los árabes: ‘¿Puedes decirme ¡oh hermano mío! dónde has comprado ese prodigioso frasco?’ Ella contestó: ‘No lo he comprado por dinero’. El preguntó: ‘Entonces, ¿por qué lo has comprado?’ Ella dijo: ‘Vi este frasco en poder de un individuo, y dije al individuo: ‘¡Dame ese frasco, y pídeme lo que quieras!’ Y me contestó: ‘Este frasco no se vende ni se compra. ¡Pero si quieres que te lo dé, ven a hacer una vez conmigo lo que hace el gallo con la gallina! Y después te daré el frasco’. Y yo hice lo que quería de mí. Y me dio el frasco’.

Claro es que Yasmina sólo hablaba así porque tenía una idea premeditada.

Cuando el rey hubo oído estas palabras, le dijo: ‘Está bien, y la cosa es fácil. ¡Si quieres darme el frasco, yo también consiento en que me hagas la misma cosa dos veces en lugar de una!’ Y la dama de los árabes dijo: ‘¡No, dos veces no es bastante!

¡Abra Alah la puerta de la ganancia!’

El rey dijo: ‘¡Entonces, ven, y házmelo cuatro veces para darme ese frasco!’

Ella le dijo: ‘Está bien, levántate y entra a ese cuarto para hacerlo’. Y entraron en el cuarto uno detrás de otro. Entonces Yasmina, la dama de los árabes, al ver que el rey se ponía de buenas a primera en la postura requerida para aquella venta, se echó a reír de tal manera, que se cayó de trasero.

Luego le dijo: ‘Maschalah, ¡oh rey del tiempo! ¡Eres rey y sultán!, y quieres dejarte perforar a cambio de un frasco ¿Cómo, entonces, si piensas de ese modo, cargaste con la responsabilidad de matar al pescador que me había dicho: ‘Dame un beso y toma el frasco’?

Al oír estas palabras, el rey quedó aturdido y estupefacto. Luego reconoció a Yasmina, la dama de los árabes, y se echó a reír, y le dijo: ‘¿Pero eres tú? ¿Y es tuyo todo esto?’

Y la abrazó y se reconcilió con ella. Y desde entonces vivieron juntos en plena armonía, contentos y prosperando. ¡Y loores a Alah! Ordenador de la armonía y Dispensador de la prosperidad y de la dicha’.

Y el capitán de policía Nur Al-Din, tras de contra así esta historia de Yasmina, la dama de los árabes, se calló. Y el sultán Baibars se regocijó mucho y se dilató al oírla, y le dijo: ‘¡Por Alah, que esa historia es extraordinaria!’

Entonces un sexto capitán de policía, que se llamaba Gamal Al-din, avanzó entre las manos de Baibars, y dijo: ‘¡Yo ¡oh rey del tiempo! si me lo permites, voy a contarte una historia que te gustará!’ Y Baibars le dijo: ‘Desde luego, tienes permiso’. Y el capitán de policía Gamal Al-Din dijo:

Historia contada por el sexto capitán de policía

‘Una vez ¡oh rey del tiempo! había un sultán que tenía una hija. Y la tal princesa era hermosa, muy hermosa, y estaba muy solicitada y muy cuidada y muy mimada. Y además era muy revoltosa. Por eso se llamaba Dalal.

Un día estaba sentada y se rascaba la cabeza. Y se encontró en le cabeza un piojo pequeño. Y le miró un rato. Luego se levantó, y le cogió en sus dedos y fue a la despensa, en donde había hileras de tinajones de aceite, de manteca y de miel. Y destapó un tinajón de aceite, dejó delicadamente el piojo en la superficie, volvió a poner la tapa de la tinaja, encerrando así al piojo, y se marchó.

Y transcurrieron los días y los años. Y la princesa Dalal llegó a cumplir los quince años, habiendo olvidado, desde mucho tiempo atrás, el piojo y su encarcelamiento en la tinaja.

Pero llegó un día que el piojo rompió la tinaja a causa de su gordura, y salió de allí, semejante a un búfalo del Nilo en el tamaño, los cuernos y el aspecto. Y el guardián, apostado a la puerta de la despensa, huyó aterrado, llamando a los criados con grandes gritos. Y acosaron al piojo, le cogieron por los cuernos y le condujeron ante el rey.

Y el rey preguntó: ‘¿Qué es esto?’ Y la princesa Dalal, que estaba allí de pie, exclamó: ‘¡Ay! ¡Si es mi piojo!’ Y el rey, estupefacto, le preguntó: ‘¿Qué dices, hija mía?’ Ella contestó: ‘Cuando era pequeña, me rasqué un día la cabeza, y me encontré en la cabeza este piojo. Entonces le cogí y fui a meterle en la tinaja de aceite. Y ahora se ha puesto gordo y grande; y ha roto la tinaja’.

Y el rey, al oír aquello, dijo a su hija: ‘Hija mía, al presente tienes necesidad de casarte. Porque, lo mismo que el piojo ha roto la tinaja, corres tú el riesgo de saltar el muro e ir en busca de hombres. Por eso lo mejor al presente es que yo te case. ¡Alah proteja nuestros blasones!’

Luego se encaró con su visir y le dijo: ‘Degüella al piojo, y desuéllale y cuelga su piel a la puerta del palacio. Y llevarás contigo a mi portaalfanje y al jeique de los escribas de palacio, encargado de los contratos de matrimonio. Y se casará con mi hija el que advierta que la piel colgada es una piel de piojo. Pero al que no conozca la piel, se le cortará la cabeza y se colgará su piel a la puerta, junto a la del piojo’.

Y el visir degolló al piojo acto seguido, le desolló, y colgó la piel a la puerta del palacio. Luego despachó un pregonero, que gritó por la ciudad: ‘El que conozca qué piel es la que hay colgada a la puerta del palacio, se casará con El Sett Dalal, la hija del rey. Pero al que no la conozca, se le cortará la cabeza’.

Y desfilaron ante la piel del piojo muchos habitantes de la ciudad. Y dijeron unos: ‘Es la piel de un búfalo’. Y se les cortó la cabeza. Y dijeron otros: ‘Es la piel de un revezo’. Y se les cortó la cabeza. Y de tal suerte, se cortaron cuarenta cabezas, y se colgaron junto a la piel del piojo cuarenta pieles de hijos de Adán.

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La noningentésima cuadragésima sexta noche

Noticias de referencia:
Las mil y una noches, denunciado por indecente
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html

¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer?
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html

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