jueves, 16 de abril de 2009

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La ducentésima quincuagésima noche

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"Pero cuando llegó la 250ª noche

Ella dijo:

... contestó la esposa del síndico: 'No te preocupen tan aflictivos pensamientos, y ven a honrar el mantel que he puesto para ti'.

Pero el mercader gritó: '¡Jamás! ¡No quiero comer ni beber, y sobre todo, no quiero aceptar desde ahora nada de tus manos! ¡Tú sola eres la causante de nuestra esterilidad! ¡Ya han pasado cuarenta años desde que nos casamos, y sin ningún provecho! ¡Y siempre me has impedido tomar otras esposas, y como eres una mujer interesada te aprovechaste de la flaqueza de mi carne en la primera noche de nuestras bodas, para hacerme jurar que no traería otra mujer a esta casa en tu presencia, y que ni siquiera me acostaría más que contigo!

Y yo te lo prometí candorosamente. Y lo peor es que he cumplido mi promesa, y que tú, al ver que eres estéril, no has tenido la generosidad de relevarme de mi juramento.

Pero ¡por Alah! Ahora te juro que prefiero cortarme el zib a dártelo en adelante; ni siquiera he de acariciarte con él pues ya veo que es tiempo perdido trabajar contigo. ¡Lo mismo sacaré hundiendo mi herramienta en el agujero de una peña que tratando de fecundar una tierra tan seca como la tuya! ¡Por Alah! ¡Han sido copulaciones perdidas todas las que tan generosamente he desperdiciado en tu abismo sin fondo!

Cuando la mujer del síndico oyó tan agresivas palabras, vio la luz convertirse ante sus ojos en tinieblas, Y con el acento más agrio que le pudo dar la ira, gritó a su esposo el síndico: '¡Ah viejo helado! ¡Perfúmate la boca para hablar conmigo! ¡El nombre de Alah sobre mí y a mi alrededor! ¡Guárdeme de toda fealdad y falsa imputación! ¿Crees que de los dos soy yo la culpable? ¡Desengáñate, infeliz viejo! ¡Échate la culpa a ti y a tus fríos compañones! ¡Por Alah! ¡Tus compañones están fríos y segregan un líquido demasiado claro y sin vigor! ¡Ve a comprar algo con que espesar y calentar su jugo! ¡Y entonces verás si mi fruta está llena de buena semilla o es estéril!'

Estas palabras de su esposa irritada quebrantaron bastante las convicciones del síndico, y con acento vacilante preguntó: 'Y si es cierto, como tú afirmas, que mis compañones estén fríos y transparentes, y su jugo sea claro y falto de vigor, ¿podrías indicarme el sitio en que se vende la droga capaz de espesar lo que no está espeso?'

Su esposa le contestó: '¡Encontrarás en casa de cualquier droguero la mixtura que espesa los compañones de los hombres y les da aptitud para fecundar a la mujer...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente."

Continuará: La ducentésima quincuagésima primera noche...

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Saludos
Valram

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