sábado, 15 de mayo de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexcentésima cuadragésima quinta noche

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Pero cuando llegó la 645ª noche

Ella dijo:

‘...Soy la pequeña Caña-de-Azúcar, ¡oh Emir de los Creyentes!’

Al oír estas palabras, Abul-Hassán separó la colcha, y abriendo los ojos, vio, en efecto, sentada al borde de la cama a su preferida la pequeña Caña-de-Azúcar, y de pie ante él, en tres filas, a las demás jóvenes, a quienes reconoció una por una: Hoja-de-Rosa, Cuello-de-Alabastro, Aderezo-de-Perlas, Estrella-de-la-Mañana, Alba-del-Día, Grano-de Almizcle, Corazón-de-Granada, Boca-de-Coral, Nuez-Moscada, Fuerza-de-los-Corazones, y las otras. Y al ver aquello, se restregó los ojos hasta hundírselos en el cráneo, y exclamó: ‘¿Quiénes sois? ¿Y quién soy yo?’ Y todas contestaron a coro con tonalidades diferentes: ‘¡Gloria a nuestro amo el califa Harún Al-Raschid, Emir de los Creyentes, rey del mundo!’ Y en el límite de la estupefacción, preguntó Abul-Hassán:

‘¿Pero es que no soy Abul-Hassán el Disoluto?’ Ellas contestaron a coro con tonalidades diferentes: ‘¡Alejado sea el Maligno! ¡No eres Abul-Hassán, sino Abul-Hossn! (Padre de la Belleza)

¡Eres nuestro soberano y la corona de nuestra cabeza!’ Y Abul-Hassán se dijo: ‘¡Ahora voy a saber con certeza si duermo o estoy despierto!’ Y encarándose con Caña-de-Azúcar, le dijo: ‘¡Ven por aquí, pequeña!’ Y Caña-de-Azúcar, adelantó la cabeza, y Abul-Hassán le dijo: ‘¡Muérdeme en la oreja!’ Y Caña-de-Azúcar clavó sus dientes en el lóbulo de la oreja de Abul-Hassán, pero tan cruelmente, que empezó él a chillar de una manera espantosa. Luego exclamó: ‘¡Claro que soy el Emir de los Creyentes, Harún Al-Raschid en persona!’

Enseguida empezaron a tocar al mismo tiempo los instrumentos de música un atrayente paso de danza, y las cantarinas entonaron a coro una canción animada. Y cogiéndose de la mano, todas las jóvenes hicieron un gran corro en la habitación, y levantando los pies con ligereza, se pusieron a bailar alrededor del lecho, respondiendo con el estribillo al canto principal de tan gracioso modo y tan locamente, que Abul-Hassán, exaltado de pronto y poseído de entusiasmo, arrojó las mantas y almohadas, tiró al aire su gorro de dormir, saltó del lecho, se desnudó completamente, quitándose a toda prisa sus vestiduras, y con el zib enhiesto y el trasero al descubierto, se metió entre las jóvenes y se puso a bailar con ellas, haciendo mil contorsiones, y moviendo el vientre, el zib y el trasero en medio de las carcajadas y del tumulto progresivo. E hizo tantas bufonadas, y tales movimientos divertidos hubo de ejecutar, que el califa, detrás de la cortina, no pudo reprimir la explosión de su hilaridad, ¡y empezó a lanzar una serie de carcajadas tan fuertes, que dominaron la algazara del baile y el canto y el ruido de los tambores, de los instrumentos de cuerda y de los instrumentos de viento! Y le dio hipo, y se cayó de trasero, y estuvo a punto de perder el conocimiento. Pero logró levantarse, y descorriendo la cortina, sacó la cabeza, y gritó: ‘Abul- Hassán, ya Abul-Hassán, ¿es que juraste hacerme morir ahogado por la risa?’

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexcentésima cuadragésima sexta noche

Noticias de referencia:
Las mil y una noches, denunciado por indecente
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html

¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer?
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html

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Valram

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