sábado, 23 de mayo de 2009

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La ducentésima octogésima octava noche

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"Pero cuando llegó la 288ª noche

Ella dijo:

'...Si la rama se balancea, ¡qué armonioso no será el canto de los pájaros que en ella anidan!'

Entonces acabó de entrar el joven en la sala. Realmente, era lo más bello posible, e iba vestido con tres túnicas superpuestas y de distintos colores: la primera, completamente blanca; la segunda, roja, la tercera, negra.

Cuando Abu-Nowas le vio vestido de blanco, sintió crepitar en su espíritu el fuego de la inspiración, e improvisó estos versos en honor suyo:

¡Se mostró vestido con un lino de blancura lechosa, y sus ojos languidecían bajo sus párpados azules, y las rosas tiernas de sus mejillas bendecían a Quien hubo de crearlas!

Y le dije: '¿Por qué pasas sin mirarme, cuando consientes que caiga en tus manos como la víctima bajo el arma del sacrificador?'

Me contestó: 'Déjate de discursos y mira en silencio la obra del Creador: blanco es mi cuerpo y blanca mi túnica; blanco es mi rostro y blanco mi destino; ¡es blanco sobre blanco, y blanco sobre blanco!'

Al oír el joven estos versos, sonrió y se despojó de su túnica blanca para aparecer todo de rojo. A su vista, sintió Abu-Nowas poseerle por completo la emoción poética, y acto seguido improvisó estos otros Versos:

¡Se mostró vestido con una túnica roja como su proceder cruel!

Y exclamé, sorprendido: '¿Cómo, siendo de una blancura lunar, puedes aparecer con esas dos mejillas que se dirían enrojecidas por la sangre de nuestros corazones, y vestido con una túnica robada a las anémonas?'

Me contestó: 'La aurora me había prestado antes su vestidura; pero ahora es el mismo sol quien me hizo el regalo de sus llamas: de llama son mis ojos y rojo mi traje; de llama son mis labios y rojo el vino que los colorea; ¡es rojo sobre rojo, y rojo sobre rojo!'

Al oír estos versos, el pequeño arrojó con un gesto su túnica roja y apareció vestido con la túnica negra que llevaba directamente sobre la piel, y acusaba con precisión el talle ceñido por un cinturón de seda. Y Abu-Nowas, al verlo, llegó al límite de la exaltación, e improvisó estos otros versos en honor suyo:

¡Se mostró vestido con una túnica negra como la noche, y no se dignó siquiera dirigirme una mirada!

Y le dije: '¿No ves que mis enemigos y quienes me envidian, se alegran del abandono en que me tienes?

'¡Ah! Ya lo comprendo: negras son tus vestiduras y negra tu cabellera; negros tus ojos y negro mi destino; ¡es negro sobre negro y negro sobre negro!'

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente."

Continuará: La ducentésima octogésima novena noche...

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Saludos
Valram

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