lunes, 19 de abril de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexcentésima decimonona noche

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Pero cuando llegó la 619ª noche

Ella dijo:

…Y le preguntó el walí en el límite de la alegría: ‘¿Y dónde está tu casa?’

Ella dijo: ‘¡En tal sitio! ¡Y te espero allí esta tarde al ponerse el sol!’ Y salió de casa del walí, a quien dejó sumido en un mar agitado, y fue en busca del kadí de la ciudad. Entró, pues, en casa del kadí, que era un hombre de edad, y le dijo: ‘¡Oh nuestro amo el kadí!’ El dijo: ‘¿Qué hay?’

Ella continuó: ‘¡Te suplico que detengas tus miradas en mi tribulación, y Alah lo aprobará!’

El preguntó: ‘¿Quién te ha oprimido?’ Ella contestó: ‘Un jeique pérfido que, valiéndose de testigos falsos, logró que encarcelasen a mi hermano, único sostén de mi casa. ¡Y vengo a rogarte que intercedas con el walí para que suelten a mi hermano!’ Y he aquí que, cuando el kadí vio y oyó a la joven, quedó locamente enamorado de ella, y le dijo: ‘Con mucho gusto me interesaré por tu hermano. Pero empieza por entrar en el harén y esperarme allí. Y entonces hablaremos del asunto. ¡Y todo saldrá a medida de tu deseo!’ Y se dijo la joven: ‘¡Ah hijo de alcahuete! ¡Como no me poseas para cuando las ranas críen pelo!’ Y contestó: ‘¡Oh amo nuestro! ¡Mejor será que te espere en mi casa, donde no nos molestará nadie!’ El preguntó: ‘¿Y dónde está tu casa?’

Ella dijo: ‘¡En tal sitio! ¡Y te espero allí esta misma tarde después de que se ponga el sol!’ Y salió de casa del kadí y fue en busca del visir del rey.

Cuando estuvo en presencia del visir, le contó el encarcelamiento del muchacho, que decía era hermano suyo, y le suplicó que diera orden de que le libertaran. Y le dijo el visir: ‘¡No hay inconveniente! ¡Pero entra ahora a esperar en el harén, adonde iré a reunirme contigo para hablar acerca del asunto!’ Ella dijo: ‘¡Por la vida de tu cabeza, ¡oh amo nuestro! soy muy tímida, y ni siquiera sabré conducirme en el harén de tu señoría! ¡Pero mi casa es más a propósito para conversaciones de ese género, y te esperaré en ella esta misma noche una hora después de ponerse el sol!’ Y le indicó el sitio en que estaba situada su casa, y salió de allí para ir a palacio en busca del rey de la ciudad.

Y he aquí que cuando entró en la sala del trono, el rey se dijo, maravillado de su belleza: ‘¡Por Alah! ¡Qué buen bocado para tomárselo caliente aún y en ayunas!’ Y le preguntó: ‘¿Quién te ha oprimido?’

Ella dijo: ‘¡No me han oprimido, puesto que existe la justicia del rey!’ Dijo él: ‘¡Sólo Alah es justo! ¿Pero qué puedo hacer en tu favor?’ Ella dijo: ‘¡Dar orden para que pongan en libertad a mi hermano, encarcelado injustamente!’ Dijo él: ‘¡Fácil es la cosa! ¡Ve a esperarme en el harén, hija mía! ¡Y no ocurrirá más que lo que te convenga!’

Ella dijo: ‘En ese caso ¡oh rey! mejor te esperaré en mi casa. Porque ya sabe nuestro rey que para esta clase de cosas son necesarios muchos preparativos, como baño, limpieza y otros requisitos parecidos. ¡Y nada de eso puedo hacerlo bien más que en mi casa, la cual habrá de ser honrada y bendita por siempre en cuanto pisen en ella los pasos de nuestro rey!’

Y el rey dijo: ‘¡Sea, pues, así!’ Y se pusieron ambos de acuerdo acerca de la hora y el sitio del encuentro. Y la joven salió de palacio y fue en busca de un carpintero...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexcentésima vigésima noche

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Valram

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