martes, 11 de mayo de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexcentésima cuadragésima primera noche

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La demanda de los egipcios:

Por hacer referencia a la obra, pongo a su disposición el enlace de una noticia aparecida recientemente sobre Las mil y una noches, denunciado por indecente: "Los famosos cuentos árabes ofenden la "decencia pública" de algunos egipcios modernos,..."
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Otras noticias relacionadas: Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa (http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html)
¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer? (http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html)

Continuamos...


Pero cuando llegó la 641ª noche

Ella dijo:

…y le transportaron al hospital de locos en medio de la muchedumbre de transeúntes, que le daban unos un puñetazo y otros un puntapié, creyéndole loco.

Cuando llegó al hospital de locos, le encerraron en una jaula de hierro, como si fuese una bestia feroz, y la primera precaución fue administrarle una paliza de cincuenta latigazos con el nervio de buey. Y a partir de aquel día, sufrió una paliza de cincuenta latigazos con el nervio de buey cada mañana y cada tarde, de modo que, al cabo de diez días de hallarse sometido a semejante tratamiento, cambió de piel como una serpiente. Entonces volvió en sí, y pensó: ‘¡A qué estado me veo reducido ahora! ¡Debo ser yo el equivocado, puesto que todo el mundo me trata de loco! ¡Sin embargo, no es posible que sólo fuera efecto de un sueño todo lo que me sucedió en palacio! En fin, no quiero profundizar más en esta cuestión ni seguir tratando de comprenderla, porque voy a volverme realmente loco. ¡Después de todo, no es ésta la única cosa que no puede llegar a comprender la razón del hombre, y encomiendo a Alah la solución!’

Mientras estaba sumido en estos nuevos pensamientos, llegó su madre, bañada en lágrimas, para ver en qué estado se encontraba y si tenía sentimientos más razonables. Y le vio tan flaco y extenuado, que prorrumpió en sollozos; pero consiguió sobreponerse a su dolor y acabó por poder saludarle tiernamente; y Abul-Hassán le devolvió la zalema con voz tranquila, como un hombre sensato, contestándole: ‘Contigo el saludo y la misericordia de Alah y sus bendiciones, ¡oh madre mía!’ Y la madre sintió una alegría grande al oír que la llamaba madre, y le dijo: ‘El nombre de Alah sobre ti, ¡oh hijo mío! ¡Bendito sea Alah, que te ha devuelto la razón y puso en su sitio tu cerebro volcado!’ Y Abul-Hassán contestó con acento muy contrito: ‘Pido perdón a Alah y a ti, ¡oh madre mía! ¡En verdad que no comprendo cómo pude decir todas las locuras que dije, y cometer excesos que sólo un insensato es capaz de realizar! ¡Por lo visto, fue el Cheitán quien me poseyó y me impulsó a dejarme llevar de semejantes arrebatos! ¡Porque no cabe duda de que a otros les hizo caer en extravagancias mayores todavía! ¡Pero ha tenido buen fin todo, y heme aquí repuesto de mi extravío!’ Y al oír estas palabras, notó la madre que sus lágrimas de dolor se tornaban en lágrimas de dicha, y exclamó: ‘Tan alegre está mi corazón ¡oh hijo mío! como si acabase yo de echarte al mundo por segunda vez. ¡Bendito sea por siempre Alah!’ Luego añadió...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexcentésima cuadragésima segunda noche

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Valram

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