miércoles, 11 de marzo de 2009

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La ducentésima decimocuarta noche

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"Pero cuando llegó la 214ª noche

Ella dijo:

...'¡Plegue a Alah que sea éste un presagio de dicha y la señal de que también encontraré a mi muy amada Budur!'

Después besó el talismán y se lo llevó a la frente, y enseguida lo envolvió con esmero en un pedazo de tela, y se lo ató alrededor del brazo, para evitar que se le perdiera otra vez. Y empezó a brincar de alegría.

Cuando se tranquilizó, recordó que el buen jardinero le había encargado que desarraigase un algarrobo añoso que ya no daba hojas ni fruto. Se ajustó, pues, un cinturón de cáñamo, se levantó las mangas, cogió una azada y un canasto, y puso inmediatamente manos a la obra, dando grandes golpes a las raíces del añoso árbol a ras de tierra. Pero de pronto notó que el hierro del instrumento chocaba con un cuerpo metálico y resistente, y oyó como un ruido sordo que se propagaba por debajo del suelo. Separó entonces velozmente la tierra y los guijarros, dejando al descubierto una gran chapa de bronce, que se apresuró a quitar.

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y como discreta, se calló."

Continuará: La ducentésima decimoquinta noche...

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Saludos
Valram

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