jueves, 23 de octubre de 2008

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexagésima octava noche

______________________________
Y cuando llegó la 68ª noche

Ella dijo:

Y la respuesta, después de la invocación de Alah, estaba concebida en los siguientes términos:

‘Esta es de parte del muy afligido y del profundamente abrumado por el dolor y la tristeza, del que ha perdido el tesoro de su alma, del desventurado rey Omar Al-Nemán a su muy amado hijo Scharkán. ‘Sabe, ¡oh hijo mío! cuántas son mis desgracias. Desde que te marchaste sentí que el palacio se desplomaba sobre mi corazón; y no resistiendo esta pena me fui de caza, buscando aliviar mi sufrimiento.

‘Y estuve de caza durante un mes, y cuando regresé a palacio supe que tu hermano Daul'makán y su hermana Nozhatú se habían ido al Hedjaz con los peregrinos de la Santa Meca. Y se habían aprovechado de mi ausencia para escaparse, pues yo no había querido permitírselo a Daul-makán a causa de su corta edad, habiéndole prometido que iría con él al año siguiente. Y no quiso tener paciencia, y se escapó de ese modo con su hermana, después de haber cogido apenas lo necesario para atender los gastos del viaje. Y no he vuelto a tener noticias suyas, porque los peregrinos han regresado solos, y nadie ha podido decirme lo que ha sido de ellos. Y he aquí que les llevo luto, y estoy anegado en mis lágrimas y en mi dolor.

‘Y no tardes, ¡oh hijo mío! en darme noticias tuyas. Te envío mi saludo de paz, para ti y para cuantos están contigo’.

A los pocos meses de recibir esta carta, Scharkán se decidió a contar la desdicha de su padre a su esposa, a la cual no había querido alarmar hasta entonces, con motivo de su preñez. Pero como ya había parido una niñita, fue a su aposento Scharkán, y empezó por besar a su hija.

Y su esposa le dijo: ‘La niña acaba de cumplir siete días; de modo que hoy tienes que darle un nombre, según se acostumbra’. Scharkán cogió a la niña en brazos, y al mirarla, le vio al cuello, pendiente de una cadena de oro, una de las tres maravillosas gemas de Abriza, la infortunada princesa de Kaissaria.

Y al verla, sintió Scharkán tal emoción, que gritó: ‘Esclava, ¿de dónde has sacado esta gema?’

Y Nozhatú se indignó al oír que la llamaba esclava, y dijo:

‘¡Soy tu señora y señora de cuantos habitan en este palacio! ¿Cómo te atreves a llamarme esclava, cuando soy tu reina? ¡No puedo guardar más tiempo mi secreto! ¡Soy tu reina, soy hija de rey! ¡Soy Nozhatú-zamán, hija del rey Omar Al-Nemán!’

Cuando Scharkán oyó estas palabras...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexagésima novena noche

Saludos
Valram

¡Recibe la colección competa en tu e-mail!, suscríbete aquí, ¡es completamente gratis!

No hay comentarios: