"Pero cuando llegó la 216ª noche
Ella dijo:
Y abrió las otras dieciocho, y las encontró llenas alternativamente de barras y polvo de oro.
Repuesto de su sorpresa, Kamaralzamán salió entonces de la cueva, volvió a poner la chapa, acabó el trabajo, regó los árboles, según costumbre adquirida de ayudar al jardinero, y no acabó hasta por la noche, cuando volvió su anciano amigo.
Las primeras palabras que el jardinero dijo a Kamaralzamán fueron para darle una buena noticia. Díjole así: '¡Oh hijo mío! tengo la alegría de anunciarte tu próximo regreso al país de los musulmanes. He encontrado, en efecto, un barco fletado por mercaderes ricos que se dará a la vela dentro de tres días. He hablado con el capitán, que está conforme en darte pasaje hasta la isla de Ébano'. Al oír estas palabras, Kamaralzamán se alegró mucho, y besó la mano al jardinero, y le dijo: '¡Oh padre mío! ¡Puesto que acabas de darme una buena nueva, yo te he de dar también, a mi vez, otra noticia que creo ha de contentarte...
En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y como discreta, se calló."
Continuará: La ducentésima decimoséptima noche...
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Saludos
Valram
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