domingo, 16 de mayo de 2010

Las mil noches y una noche. Versión original, sin cortes. La sexcentésima cuadragésima sexta noche

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Pero cuando llegó la 646ª noche

Ella dijo:

…y gritó: ‘Abul- Hassán, ya Abul-Hassán, ¿es que juraste hacerme morir ahogado por la risa?’

Al ver al califa y al oír el sonido de su voz, cesó el baile de improviso, las jóvenes quedáronse inmóviles en el lugar que ocupaban respectivamente, y se interrumpió tan por completo el ruido, que se oiría resonar una aguja que cayese en el suelo. Y Abul-Hassán, estupefacto, se detuvo como los demás y volvió la cabeza en dirección de la voz. Y divisó al califa, y al primer golpe de vista, reconoció en él al mercader de Mossul.

Entonces, rápida cual el relámpago que brilla, asaltó su cerebro la comprensión de la causa a que hubo de obedecer cuanto le había sucedido. Y adivinó de pronto toda la broma. Así es que, lejos de desconcertarse o de turbarse, fingió no reconocer la persona del califa; y queriendo divertirse a su vez, se adelantó hacia el califa, y le gritó: ‘¡Hola! ¡Hola! hete aquí ya, ¡oh mercader de mi trasero! ¡Espera, y verás cómo voy a enseñarte a dejar abiertas las puertas de las personas honradas!’ Y el califa se echó a reír muy a gusto y contestó: ‘¡He jurado por los méritos de mis santos abuelos ¡oh Abul-Hassán, hermano mío! que te concederé cuanto tu alma pueda desear para indemnizarte de todas las tribulaciones que te hemos causado! ¡Y en adelante, se te tratará en mi palacio como hermano mío!’ Y le besó con efusión, estrechándole contra su pecho.

Tras de lo cual, se encaró con las jóvenes y les ordenó que vistieran a su hermano Abul- Hassán con trajes de su ropero particular, escogiendo lo más rico y suntuoso que había. Y las jóvenes se apresuraron a ejecutar la orden. Y cuando Abul-Hassán estuvo completamente vestido, el califa le dijo: ‘¡Habla ya, Abul-Hassán! ¡Cuánto me pidas te será concedido al instante!’

Y Abul-Hassán besó la tierra entre las manos del califa, y contestó: ‘¡No quiero pedir a nuestro generoso señor más que una cosa: que me otorgue el favor de vivir a su sombra toda mi vida!’

Y extremadamente conmovido por la delicadeza de sentimientos de Abul-Hassán, le dijo el califa: ‘¡Mucho aprecio tu desinterés, ya Abul-Hassán! Así es que, no solamente te escojo en este instante para compañero de copa y hermano mío, sino que te concedo entrada libre y salida libre a todas horas del día y de la noche, sin demanda de audiencia y sin demanda de ausencia. ¡Más aún! quiero que ni siquiera te esté prohibido, como a los demás, el acceso al aposento de Sett Zobeida, la hija de mi tío. ¡Y cuando entre yo allí, irás conmigo, sea la hora que sea del día o de la noche!’

Al propio tiempo el califa destinó a Abul-Hassán un espléndido alojamiento en el palacio, y empezó por darle, como primeros emolumentos, diez mil dinares de oro. Y le prometió que cuidaría por sí mismo que no careciese de nada nunca. Tras de lo cual le abandonó para ir al diwán a arreglar los asuntos del reino...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.”

Continuará: La sexcentésima cuadragésima sexta noche

Noticias de referencia:
Las mil y una noches, denunciado por indecente
http://www.eluniversal.com.mx/notas/678635.html

Editan “Las mil y una noches” de Vargas Llosa
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61906.html

¿Y si “Las mil y una noches” lo escribió una mujer?
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/61873.html

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Valram

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